La estrategia y la innovación tienen un momento clave que es el de tomar decisiones y ese momento, suele aterrar.
¿Por qué nos cuesta tanto tomar decisiones? Porque decidir significa renunciar.
Nos encanta generar ideas y pensar en todo lo que podríamos hacer y nos sentimos muy cómodos haciendo crecer y crecer esa nube ¿Os acordáis del cuento de la lechera? Pues nos encanta vender leche y comprar vacas en nuestra imaginación, pero sin tomar la decisión de hacerlo en el mundo real.
Por eso es importante cuando estamos desarrollando un proceso de innovación como el que estamos llevando a cabo en Juegos Tradicionales tomarse un respiro al final del proceso creativo, para parar, reflexionar y tomar decisiones.
Pero si recordáis el último post de Juegos Tradicionales hablábamos del camino a la innovación con el que trabajo InnovaMe y nos quedábamos en la fase de definir.
En la fase de definir es dónde habitualmente nos quedamos paralizados, hemos hecho todo el trabajo creativo previo y toca hacerlo realidad y ponerlo en marcha.
¿Qué podemos hacer? Continuar dando pasos en el camino
Prototipar
Probar para ver cómo responde el mercado. Lo bueno de las metodologías ágiles es que nos permiten probar de una manera rápida y barata.
En Juegos Tradicionales hemos tomados una serie de decisiones que tenemos que contrastar y la única forma es realizar una prueba, lo más sencilla y barata posible, pero una prueba real, que nos permita saber si funciona de la misma manera en nuestra cabeza que en el mercado.
Hay que empezar a probar
Evaluar y modificar
Tenemos que ser rápidos adaptando y modificando nuestro negocio, ese es el gran cambio que tenemos que introducir.
Estos cambios que hemos acometido en Juegos Tradicionales no son para toda esta nueva etapa, sino que sólo son el comienzo de esta nueva etapa y no tenemos que enamorarnos de ellos sino que tenemos que ir evaluándolos de forma continuada, para modificarlos cuando sea conveniente.
Los cambios que hemos introducido no son para siempre
Romper las barreras
Y aquí nos encontramos con el elemento clave, la resistencia al cambio, natural en el ser humano y que nos lleva a autosabotear los cambios que tenemos que introducir con argumentos de lo más trabajado.
Es fundamental ser muy estrictos en esta área, porque la mayor parte de los proyectos de innovación no se llevan a cabo, no porque no se hayan conseguido resultados o los resultados no sean de la calidad adecuada sino porque no nos decidimos a hacerlo.
Fijaros que no decimos que no vayamos a hacerlo, sino que vamos dejando pasar el tiempo con una y otra excusa, pero fundamentalmente porque tenemos mucho trabajo diario que atender, aunque luego repitamos hasta el infinito que nuestras ventas no son suficientes y que tenemos que cambiar.
Raquel y su padre Tomás, tienen un pasado del que beber, pero un futuro que trabajar y ahí está el éxito, en conseguir el cocktail perfecto.
Qué contradicción ¿verdad? Pues echad un ojo en vuestros negocios y seguramente encontraréis algo de esto detrás de la puerta.
Definir un plan
Y salvados todas estas etapas toca definir un plan: sencillo, corto plazo, número de acciones limitado, fecha de realización de estas acciones, recursos dedicados y persona a cargo.
Como en los negocios pequeños siempre resulta ser la misma persona la encargada del plan, puede ser interesante fijar el espacio de tiempo que pensáis dedicar a las acciones propuestas (las tardes de 16 a 17h del mes de …)
Pero no olvidéis que este plan exigirá adaptación continua, así que adelante porque esta rueda no para: reflexión, estrategia y acción…
Animo Raquel: prueba, evalúa, adapta, modifica… atrévete, porque el negocio lo merece