Mutantes, el encuentro con el conflicto.
Pablo Pérez Palacio es el quinto artista que ha realizado una intevención en el espacio Córner MIZ dentro del ciclo Mutantes que se desarrolla durante este 2017. Bajo el nombre «Mutantes, el encuentro con el conflicto«, el artista ha desarrollado una obra en la que aúna pensamiento y pintura, dos de las constantes en toda su obra. Y es que en su obra el pensamiento, su filosofía personal y la reflexión es casi tan importante como la pintura en la concepción y realización de la obra.
Es curioso ver trabajar a Pablo durante su proceso creativo ya que va del pincel al bolígrafo y del papel al lienzo contínuamente. Está pintando y al momento para y se pone a escribir una idea, concepto o reflexión que le ha provocado la propia obra. Todo en su trabajo está realizado a partir de una simbología personal y todo tiene un sentido y está dispuesto en el espacio por algún motivo.
En la presentación de su obra, pudimos profundizar en su pensamiento y en su obra de forma paralela y entender cómo el uso cromático, las formas, los espacios tienen un significado muy concreto. Cada elemento de su obra forma parte de una especie de código personal con el que el artista nos explica la obra, sus inquietudes, sus ideas y da forma a conceptos que, a priori, pudieran parecernos abstractos, ajenos o difíciles de comprender.
El artista utiliza estos códigos o reglas para expresar lo que él necesita en cada momento. A partir de una serie de reglas estructura sus obras y todo el significado que encierran. Por ejemplo y según nos contó él mismo, el color negro representa la naturaleza humana debido a la opacidad del ser humano. El ser humano es oscuro incluso para él mismo ya que nunca se llega a conocer en su totalidad. El color azul es un color espiritual para Pablo y siempre que se quiere autorepresentar dentro de una obra utiliza el color azul para ello.
Estos dos colores, el negro y el azul son los que ha utilizado para realizar su obra «Mutantes, el encuentro con el conflicto» en Córner MIZ. Entendemos que está hablando de la naturaleza humana y de sí mismo. Además utiliza la geometría y la abstracción geométrica para plasmar y contar sus ideas de una forma esencial, dando forma a esos conceptos abastractos a través de las formas geométricas que desarrolla en el espacio y que luchan en una especie de tensión o conflicto interior.
Para Pablo existen dos o tres inquietudes constantes para un artista a las que vuelve una y otra vez. El conflicto es una de ellas. El conflicto de estar o permanecer en un sitio y querer estar en otro, el conflicto de las limitaciones del ser humano y sus ansias de superarlas, en definitiva el conflicto de la naturaleza humana del querer y no poder.
La intervención que ha realizado muestra también la dualidad de su proceso creativo: pintura y reflexión, dos medios que se retroalimentan en su obra. En el arco ha realizado una obra pictórica inconclusa donde aparece una forma azul muy aristada sobre un fondo negro, con una gran riqueza de matices de negro (como corresponde a la complejidad de la naturaleza humana) en una tensión espacial. En la otra pared, ha dispuesto anotaciones, ideas, conceptos, pensamientos escritos en papeles creando una instalación (también con un fuerte carácter pictórico) donde nos ofrece sus ideas para una mayor comprensión de la obra.
La intervenció nde Pablo Pérez Palacio se puede visitar en el espacio Córner MIZ de Zaragoza Activa (La Azucarera) hasta el 1 de diciembre.