Vamos a hablar de ciencia pero también, y por qué no, de creatividad e imaginación. Todas ellas han sido necesarias para crear la sinfonía del ibón de Marboré, uno de los lagos de montaña de origen glaciar más conocidos y visitados del Pirineo.
Los geólogos José Luis Simón y Lope Ezquerro son los autores de la melodía, creada bajo el encargo del Instituto Pirenaico de Ecología con motivo del Centenario del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Visitamos al profesor Simón en su despacho de la Universidad de Zaragoza y escuchamos la pieza musical. Se trata de una primera versión de 6 minutos elaborada con ordenador a partir de los sedimentos almacenados en el fondo del ibón. Las notas y el ritmo son un reflejo de la evolución del paisaje y el clima durante los últimos 15.000 años.
“Durante tiempos fríos como al comienzo de la melodía, tras la última glaciación cuaternaria, las notas son más graves y lentas, mientras que para los periodos cálidos hemos utilizado notas más agudas y un poco más rápidas y alegres”, nos cuenta Simón.
Una radiografía del medioambiente
Mediante el estudio del registro sedimentario, los científicos pueden obtener una radiografía completa del medioambiente en el entorno del ibón. ¿Qué datos se pueden obtener? El profesor Simón nos detalla:
- Silicio: “Se mide la cantidad de silicio que hay, que tiene que ver con los sedimentos que se aportan al lago”.
- Metales: “Se ha detectado en el sondeo presencia de plomo, manganeso o hierro”.
- Materia orgánica: “Sube o baja en función de la cantidad de biomasa que haya en el entorno del ibón. Cuanta más masa forestal, más materia orgánica habrá incorporada al sedimento”.
- Polen: “También aparecen registrados los granos de polen que han ido llegando al sedimento, agrupados según bosques de hoja caduca, pinos, arbustos, herbáceas. La proporción que hay de un bosque o de otro a lo largo del tiempo da también una idea del estado del medioambiente”.
Plomo, indicador de industrialización
La presencia de plomo en el registro sedimentario es la variable elegida por Simón y Ezquerro para que suene al final de la sinfonía de Marboré, marcando la actividad del ser humano en el entorno del ibón. A lo largo de los últimos 15.000 años, destaca la cantidad de este metal pesado en la época romana y, de forma mucho más pronunciada, durante la industrialización moderna.
“Después de un pico en la época prerromana y romana, cuando empieza la metalurgia y se utiliza el plomo como parte de la aleación del bronce, entre otros usos, hay una subida enorme de este metal cuando empieza a haber motores de combustión. El sonido agudo de unas campanillas refleja esta presencia humana a través de la industrialización, de forma muy acelerada según avanza el siglo XX”, destaca el geólogo desde su despacho universitario.
Otro sonido característico de la melodía de Marboré lo ofrecen los pólenes, que crean una atmósfera de fondo mediante notas largas que podrían interpretarse con un órgano. Además, como dato anecdótico, los geólogos han introducido percusión a partir de las variables ‘tic’ y ‘toc’, siglas en inglés de total de materia inorgánica y total de materia orgánica que se analiza en los sondeos. “Con el tic y el toc se ha hecho la percusión por parecido fonético”, precisa sonriendo Simón.
El Geolodía en Valdelosterreros
Junto a Marboré, Simón y Ezquerro han recibido este año otro encargo que ha cristalizado en una segunda pieza de “geomúsica”. En esta ocasión, la petición llegó de la Sociedad Geológica de España con motivo de la gran fiesta de la divulgación geológica: el Geolodía. Para esta celebración, los geólogos elaboraron la sinfonía de las rocas en el anfiteatro de Valdelosterreros, declarado Lugar de Interés Geológico por el Gobierno de Aragón en 2015.
Valdelosterreros está ubicado entre las localidades zaragozanas de Ruesca y Orera, cerca de Calatayud. Su muy estudiada serie sedimentaria, que registra cambios periódicos de clima asociados a variaciones orbitales terrestres, fue el material con el que trabajaron los geólogos para elaborar la nueva partitura. Los investigadores convirtieron las distintas rocas en notas de una escala y los espesores de las capas en duración de las mismas.
“El caracter cíclico, repetitivo, de los estratos de Valdelosterreros, arcillas grises y caliza, se repite más de 90 veces a lo largo de toda la serie visible. Este año se decidió hacer el Geolodía de Zaragoza allí y los más de 200 asistentes pudieron escuchar en primicia la versión elaborada con ordenador de esta pieza musical”, explica Simón.
Las dos melodías, Marboré y Valdelosterreros, son la continuidad de un proyecto que vio la luz en 2015 con la edición del disco-libro “Tierra. Poemas y música de las esferas”, cinta transportadora en espacio y tiempo por destacados emplazamientos geológicos de Aragón y España.