Traduciendo desde Zaragoza al mundo

Elisabeth G Iborra 20 diciembre, 2017
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Cillero & De Motta es EL estudio de traducción de los grandes, con 12 años de experiencia a sus espaldas y centenares de libros de alto standing traducidos a más de 7 de idiomas: inglés, francés, alemán, italiano, japonés, portugués, chino.

El estudio-monasterio Cillero & DeMotta, en C/ Fuenclara, 6, con vistas a C. Alfonso.

Esta pareja de filólogos zaragozanos lleva seis meses en su nueva sede, “un monasterio dedicado a la traducción” con vistas a la calle Alfonso, como los de antaño pero en moderno, con 14 traductores profesionales de las mejores universidades internacionales con las que tienen convenios, para atender las exclusivas demandas de sus clientes de todo el mundo.

 

Manos arriba, ¡esto es un traductor sibarita!

Son numerosas y destacadas las consultoras, empresas corporativas y editoriales que les encargan traducir sus textos y sus mejores libros. Traducen libros de arte, arquitectura, tendencias, series sobre artistas para museos, como los de Goya y Sorolla que han acometido en 2017… Si bien, en su mayoría son bellísimos ejemplares de alta cocina, porque su fundador Enrique Cillero, filólogo y sibarita de tomo y lomo, ha unido su amor por la gastronomía con su amor por los libros.

 

 

La pregunta obligada es cómo consigue un estudio de Zaragoza convertirse en el referente para la traducción de tantos clientes a nivel mundial y en un sector tan arduo como el editorial, y Enrique Cillero asevera que “para que te compren, has de saber vender, y para saber vender, has de saber producir”. En su caso, había hecho paquetes enormes de traducción para la Universidad de Zaragoza pero empezó a destacar traduciendo los libros de El Bulli a 7 lenguas en 2003. “Nos encontramos muy cómodos con el trabajo, hasta el punto de que mi mujer, Elena Aranaz de Motta, que no estaba en el negocio pero también es filóloga, tuvo que asociarse para dar un salto adelante en este mundillo, porque ambos éramos amantes de los libros desde siempre y vimos que necesitábamos especializarnos”.

 

Enrique y Elena, cómplices y amantes de los libros.

Y tan amantes. Los miman como si fueran objetos de lujo o de regalo, verdaderas joyas de biblioteca que lucen en sus estanterías como recuerdo de todo lo que han logrado aportar al mercado para que lo pudieran entender en muchísimos más idiomas que el original. Normalmente su plantilla traduce castellano, catalán, inglés, francés y alemán, pero luego tienen unos 30 proveedores externos que prácticamente cobran un sueldo íntegro mensual por traducciones y versiones de y a otras lenguas, como las nórdicas o el chino, si hace falta.

 

La biblioteca con los libros objeto traducidos por el estudio.

Imprescindibles para el mercado editorial

Cada año sacan una media de 60 títulos, aunque este 2017 han dado vida a unos 80, el 70% de gastronomía, con procesos editoriales complejos, con glosarios (traducción con terminología), que son imprescindibles para los textos complicados y los más técnicos. Por supuesto, sus traductores también tienen en cuenta el tono, si es más sesudo o más divulgativo a la hora de traducir. Lo que más difícil le resulta a Cillero es traducir poesía, “porque viaja mal entre distintas lenguas, no todo es posible en la traducción”. Aparte, realizan una pequeña labor editorial, cuando les encargan traducir un libro extranjero al español y cambiar algunos cocineros suyos por otros españoles, para adaptarlo al mercado de aquí. No obstante, objeta, “el español es la peor lengua para vender libros; la mejor es el inglés, seguida del francés, el alemán e italiano”.

 

Los libros del Bulli que les lanzaron a la fama mundial en 2003.

Como títulos remarcables, cuentan “los de Ducasse, los de El Bulli, del Celler de Can Roca, toda la serie de Montagud para internacional, para Ilusbooks… Como proyecto estrella este año, hemos firmado un contrato con el museo Porsche para la traducción de un libro para adolescentes sobre el 911 en 8 lenguas y, además, vamos a entregar los libros físicamente, con un socio que controla la impresión en Alemania. Se imprime mucho allí, pero también en Cataluña, en Zaragoza en Calidad Gráfica…” De todo eso se pueden ocupar si se lo requieren, en cambio, del diseño nunca tocan nada “porque nuestros clientes ya hacen libros flipantes, de modo que nosotros sólo traducimos y editamos para que encaje en maqueta”.

 

En Zaragoza, en concreto, Cillero & de Motta hace tiempo que es una referencia: “Hicimos casi todos los libros de la Expo 2008, trabajamos para instituciones, por ejemplo, traduciendo discursos de Obama para políticos, para los museos…” Y se puede hacer mucho más, porque, a su juicio, “Zaragoza tiene una parada interesante entre Madrid y Barcelona, es muy atractiva para los franceses y también para ingleses, gracias al Ryanair desde Londres… y los zaragozanos se está dando cuenta que ese es el camino, por eso nos están pidiendo incluso que les traduzcamos las cartas de los restaurantes a varios idiomas. El resultado es que nos llaman inmediatamente para comentarnos que han aumentado ostensiblemente las ventas porque el cliente, en vez de comer el menú fijo y dejar que le pongan lo que sea por delante, puede elegir de la carta en cuanto que la entiende”. Y pone como ejemplo el “restaurante Birolla 4, que tuvo la suerte de que les recomendó un medio de Japón y nos pidió que le tradujéramos la carta al japonés, de modo que ahora lo tiene lleno de japoneses todas las semanas”.

 

Parte del equipo de 14 trabajadores en plantilla.

Un análisis sobre nuestra capital

Como experto en gastronomía, que es una parte fundamental del atractivo de nuestra ciudad, Cillero analiza que “la ciudad necesita una guía de tiendas viejas, de bares que estén bien, los visitantes necesitan que la información esté más organizada para no perderse nada, y a veces no la encuentran y se pierden lo interesante”.

 

Fotón de la calle Alfonso desde debajo de su sede.

Asimismo, Enrique Cillero, que compara con muchas ciudades a las que viaja continuamente por gusto y por expansión de su empresa, ha llegado a la conclusión de que la nuestra “tiene que definir sus prioridades y seguir creciendo. Es de las grandes capitales de España la que menos Estrellas Michelín tiene, y cuenta con una zona de tapas que tendría que ampliarse y de la que me preocupan el low cost y la baja calidad. Pero, como somos una ciudad de contrastes, siempre hay lugares que destacan, como el Palomeque, el Symbol, Absynthium”. 

 

Sin lugar a dudas, Cillero diagnostica: “El problema de Zaragoza es que se vende incluso peor que la propia Marca España”. Por eso necesita “mucha promoción para que nos conozcan afuera, como está haciendo por fin el Ayuntamiento. Y nosotros para eso estamos aquí como punta de lanza, ése es nuestro negocio THINK INTERNATIONAL”. Y, aunque sea un porcentaje minúsculo de su negocio, también ofrecen intérpretes para clientes singulares, altos directivos y Patrimonio Nacional, por ejemplo, para congresos y reuniones profesionales de alto nivel.

 

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