Luis Zueco: «Habíamos perdido el miedo medieval a las pandemias»

Cristina Castejon 8 abril, 2020

Luis Zueco para Made In Zaragoza

Cuando hago esta “tele entrevista” Luis Zueco está en el pueblo de Bulbuente, en el granero de lo que fue la casa del cura. En la pantalla de mi ordenador veo por encima de él un techo de vigas de madera, gruesas como mástiles, me dice que el suelo es de yeso y que desde su ventana se ve el Moncayo. Nevado aún.

 

Si no hubiera sido decretado el estado de alarma y el confinamiento, seguramente esta entrevista hubiera sido de otra manera, quizá en la presentación de su última obra “El mercader de libros”, pero como nos ha pasado a todos, ha tenido que cancelar e interrumpir de cuajo encuentros y presentaciones.

 

Cuando curioseas un poco por internet y buscas a Luis Zueco, la Wikipedia no sabe quedarse con una sola palabra para definirle y encuentras algo así como: historiador, fotógrafo, novelista, investigador, y añado yo: director de hotel en un castillo restaurado.

 

Para quién no conozca su obra, Luis Zueco está especializado en novela histórica. Su trilogía medieval (El castillo, La ciudad y El monasterio) se desarrolla en enclaves aragoneses y ha sido un éxito de ventas, traducida y publicada también en el extranjero.

El coronavirus y la Edad Media

 

¿Qué tenemos en común con nuestros antepasados, los hombres de la Edad Media, a la hora de enfrentarnos a una pandemia como la del coronavirus?

Cuando oigo en las noticias que alguien compara el coronavirus con una guerra pienso que no es lo que el hombre medieval pensaría. El hombre medieval a lo que realmente tenía miedo es a la enfermedad, a la peste.

No temían a las guerras, estaban acostumbrados a ellas, formaban parte de su realidad. Sin embargo, una peste no se podía controlar. Era el enemigo invisible, inconquistable.

En una guerra había treguas, posibilidad de negociación o rendición. Con la peste no. Muchas veces las guerras acababan porque una enfermedad contagiosa acababa diezmando las filas de uno de los oponentes.

 

Así que el hombre medieval temía sobre todo a las pandemias. Era algo que habíamos perdido, ese miedo, se nos había olvidado.

 

Por otro lado, en la Edad Media no nos hubiera costado tanto esfuerzo este confinamiento. La gente no salía de su pueblo ni de su ciudad de forma continua como hacemos nosotros. Estamos acostumbrados a movernos mucho, con total libertad, y esta cuarentena nos está poniendo a prueba.

 

Luis Zueco para Made In Zaragoza
Luis Zueco para Made In Zaragoza

Cómo contamos la historia

 

Tu última novela, «El mercader de libros», sin embargo, no transcurre en la Edad Media.

 

No como tal, pero es que lo que nosotros entendemos como final de la Edad Media, con el descubrimiento de América, es discutible. Yo pienso que lo realmente relevante para ese cambio de Edad Media a Edad Moderna es la invención de la imprenta. Es el gran cambio.
Sé que lo que nos hacen estudiar siempre es la caída de Constantinopla, pero ya en 1453 Bizancio no tenía tanta relevancia. En España damos mucha importancia a la fecha del descubrimiento de América, pero eso no tendrá consecuencias globales hasta años más tarde y ya será en toda Europa.

 

Es la imprenta la que cambia nuestro mundo, nunca volverá a ser igual. Es como la invención de internet.

 

 

Factores como grandes inventos que cambian la historia…

Es que yo creo que en el estudio de la historia nos fijamos demasiado en los acontecimientos políticos, que no tienen que ser los más decisivos. Un reinado, un tratado, una guerra, todos esos acontecimientos son fáciles de fijar y estudiar, porque son hechos y fechas concretas.

Pero lo que realmente acaba decidiendo hacia donde va nuestra historia son factores económicos, culturales, sociales e incluso climáticos. Como muestra, esta pandemia a la que nos enfrentamos, va a tener unas consecuencias económicas y sociales muy importantes.

O como la imprenta, gracias a ella surgirá todo un movimiento social, científico y cultural nuevo: el humanismo, tendrá lugar la crisis de la Iglesia…

 

En esa época, tener acceso a libros era la gran revolución.

El primer Google en Sevilla

 

Cuéntanos un poco sobre «El mercader de libros», el protagonista es el hijo de Cristóbal Colón…

Efectivamente, es Hernando Colón, un hijo que había tenido antes del matrimonio, no era raro en la época, al que reconoció como tal y dio su apellido.

Hernando Colón ansiaba como su padre lograr grandes hazañas, pero tenía el listón muy alto, ¿cómo acercarse a lo que había hecho su padre – Luis sonríe al pensarlo- descubrir un nuevo continente? Así que decide reunir una gran biblioteca, quiere que sea la más grande el mundo.

Había heredado la colección de libros de su padre, Cristóbal Colón ya era mercader de libros, y toma la decisión de comprar todos los libros impresos del mundo. Crea una extensa red de mercaderes por toda Europa, con base en Lyon.

 

Pero no es solo una magnífica y extensa biblioteca, es incluso el primer buscador de información, un Google antes de Google…

Sí, porque Hernando lo que quiere es no solo poseer una gran colección, no busca libros raros como haría un bibliófilo, su deseo es ordenar, clasificar y extraer todo el saber que contienen todos esos libros.
Es consciente de que España es un gran imperio que va a necesitar un saber ordenado al que acudir para la toma de grandes decisiones. Para eso los ordena y clasifica, incluso resume según palabras clave. Quería que cualquier pregunta que pudiera formularse en el Imperio español pudiera ser contestada a través de los libros de su biblioteca.

Todo esto se explica en “El mercader de libros” pero además es un thriller histórico. Es una gran aventura del siglo XVI, empieza en Alemania y se mueve por Centro Europa hasta llegar a España, Zaragoza incluida y se centra en Sevilla, la gran capital en esa época.

Recomendaciones de un escritor para el confinamiento

 

Luis, ¿alguna recomendación de lectura para estos días de confinamiento?

Me está gustando mucho la novela 1793, de Niklas Natt och Dag, un autor sueco. Muy recomendable, un thriller histórico, pero quiero aclarar que es una novela muy negra, cruel y sombría.

Y estoy elaborando también desde mi perspectiva de escritor, un conjunto de consejos para ayudar a los que comienzan a trabajar en casa que se publicará.

Los escritores estamos acostumbrados a trabajar en casa, lo que para algunos ahora está siendo una novedad, el teletrabajo, a nosotros nos pilla ya entrenados.

Pienso que hay algunas recomendaciones que pueden ayudar a sobrellevar el trabajo en casa. Por ejemplo, ponerse un horario fijo, vestirse como si fueras a ir a la oficina, hacerte un listado de tareas, tener un lugar fijo de trabajo… Al final es actuar como si estuvieses en una oficina.

Creo que el teletrabajo es el futuro, si algo bueno nos puede dejar esta pandemia es tomar conciencia de eso. Además, a los que vivimos en sitios pequeños nos ayuda. No tienen por qué tomarse las decisiones importantes en Madrid o en Barcelona, ¿por qué no en una ciudad como Zaragoza? O en un pueblo pequeño, como el que yo vivo…

«Viviendo en un castillo mientras escribo El castillo»

 

Tienes experiencia en vivir en sitios pequeños y singulares…

Si, y esto va ligado con la historia de restauración del Castillo de Grisel. Yo estuve viviendo en ese castillo mientras se completaba su acondicionamiento. Mi tío compró ese castillo hace 30 años cuando era una ruina y lo fue restaurando muy poco a poco. Yo le ayudé y en la última fase de esa restauración tuvimos que tomar la decisión de a que destinaríamos el castillo, decidimos que sería un hotel. Las obras se alargaron y yo me trasladé a vivir allí. De hecho, estuve escribiendo mi libro El castillo en el castillo de Grisel.

Luis Zueco y Loarre

Como si fueras un personaje de una de tus novelas, un escritor en su castillo… Supongo que cuando esto acabe se retomarán los actos de presentación del libro.

Espero que sí, había previsto una presentación internacional en la biblioteca colombina de Sevilla, otra en Zaragoza, nos había costado mucho prepararlo todo…
Ya veremos como empieza todo a andar, lo que es cierto es que el mundo del libro es muy sensible, todas las librerías, grandes y pequeñas, sobre todo las pequeñas, van a sufrir mucho…

Me despido de Luis Zueco, ha sido un breve viaje por la historia a vista de pájaro y con vistas al Moncayo nevado. No se me ocurre nada mejor.

Recordad que cuando el confinamiento termine seguiremos necesitando buenas historias. Y si son en libros y los podemos comprar en pequeñas librerías de nuestro entorno, mejor.

Ya queda menos.

Autor: Cristina Castejon

De letras hasta la médula, siempre he pensado que la narrativa es el pastel, no la guinda. Da igual que sea en un libro o una peli, las buenas historias siempre nos enganchan. Escribo para mi blog www.cdecontar.com y para todo aquel que necesite poner alma a su marca o servicio. Me encanta mirar escaparates, contemplar fachadas y descubrir rincones escondidos. Creo que Zaragoza está plagada de buenas historias: ziudadanos curiosos, ¡callejeemos para darles caza!

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