Hoy nos asomamos por el espacio creativo regentado por Paco Soler y Ana Belén Guerrero ubicado en el número 5-7 de la calle Rufas de la capital aragonesa, una de las calles que une el Coso y la céntrica vía de San Miguel de Zaragoza. Allí se encuentra el taller de joyería artesanal DeDos, un lugar en el que el arte y la naturaleza se entremezclan hasta perder aquella delgada línea que los separa, aunque en ocasiones se resistan. Y, con ellos, nos preguntamos: ¿Cuánto arte cabe entre tus manos? Porque en las de estos dos artesanos cabe, y mucho. Pero antes, descubramos cuáles son sus orígenes.
DeDos nace hace más de una década como un salvavidas para Paco, ilustrador de profesión, que acababa de quedarse sin trabajo. «Buscaba una oportunidad laboral, pero no quería acabar haciendo cualquier cosa. Necesitaba algo que me gustase, que me motivase, y sobre todo que nos permitiese ser autónomos y poder generar algo con nuestras propias manos», rememora.
DeDos: probando, probando…
Así, pronto empezaron a trastear con materiales fácilmente maleables, y sobre todo -rememoran- baratos. A la vez que él flirteaba con la cerámica, comenzaron a trabajar con papel, madera o cobre, entre otros. “Recuerdo que en nuestros inicios jugábamos mucho con elementos más primitivos y accesibles. Hoy trabajamos prácticamente con cualquier material que se puede manipular, desde plata, cobre, oro, bronce, o latón”, relatan. De hecho, hoy combinan estos materiales con el acabado en patina que, con los años, se ha convertido en una suerte de “sello de la casa”.
Jugando con materiales de todo tipo
Y es que, desde sus inicios, distintas disciplinas artísticas formaron parte de su más profunda inspiración. Una premisa que jamás les ha abandonado, igual que sus creaciones relacionadas con la naturaleza. Así pues, distribuidas por la tienda encontramos hojas, flores e insectos como mariposas o libélulas… destacan las reproducciones de flores como el azafrán, el narciso o la flor de la borraja, sin dejar atrás sus colgantes de La Seo, o las puertas típicas del Pirineo aragonés, en piezas de lo más variadas que van desde collares, anillos, pulseras, pendientes, brazaletes o broches.
“Quizás, y aunque tenemos series que sí que van por fundición, lo que más valoran nuestros clientes es el acabado artesanal, destacando nuestros pendientes, que siempre han sido muy reconocidos porque cada pieza es completamente única”, afirma Guerrero mientras manipula dos piezas diminutas, con forma de hoja, con sus dedos. Y es que en taller DeDos todo empieza y termina en sus manos, otra de las claves de su éxito.
MadeInZgz, desde el principio
Empezaron trabajando desde casa, como la mayoría de personas que deciden montárselo por su cuenta. “Por aquel entonces tan solo teníamos clara una cosa, que no nos veíamos haciendo otra cosa que no fuera lo que verdaderamente nos gustara”, admiten.
En cuanto a su participación en MadeInZgz, recuerdan que se sumaron a la iniciativa desde que comenzaron a dar sus primeros pasos, participando en la primera edición de La Noche de los Tenderos creativos desde su taller ubicado en la calle San Lorenzo, lugar al que aterrizaron en 2008. “Era una época de mucho movimiento, mucha calle, y muchas actividades de dinamización”, reconoce Soler. Sin embargo, muy pronto este pequeño local se les empezó a quedar pequeño.
Así, en 2014, se mudarían a su actual ubicación. “Nos gusta mucho esta zona, es muy comercial y la gente ya nos tiene completamente ubicados, el boca – oído ha sido nuestro mejor aliado desde el principio”, admite. A su vez, jamás dejaron de participar en ferias de artesanía y citas puntuales. “La calle… es muy chula. Es otra cosa. Me encanta el contacto con la gente, con ese público que no necesita entrar en tu local para conocerte…”, admite ella.
DeDos: en busca del equilibrio entre lo creativo y lo vendible
Y es que, aunque llevar un recuento minucioso es imposible, Soler y Belén realizan más de 2.000 piezas al año. “Muchas veces no te paras a pensarlo, pero en ocasiones te das cuenta de las cosas tan bonitas que has hecho, que tal vez en su momento no valorabas tanto, y la verdad es que es un auténtico regalo. Siempre nos hemos esforzado por hacer piezas tanto de exposición y más artísticas, como de diario, al final se trata de buscar el equilibrio entre lo creativo y lo vendible”, relatan.
Por eso, en el taller zaragozano conviven desde las líneas más de estudio y exclusivas, con las de una joyería más comercial y accesible. “Tenemos ambos tipos de público, y aunque no es lo habitual, siempre hay gente que apuesta por la originalidad. Nuestro objetivo va a ser, siempre, seguir llegando a ambos”, concluyen.