Arancha García y Raúl Lahoz, de Imperium Ediciones: «Hemos asentado una manera de editar que no existía en Zaragoza»

Enrique Abenia 21 marzo, 2022
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MIZ entrevista a los editores del sello zaragozano y conversa además con dos de sus autores, Elena Laseca (‘La hija del italiano’) y Ramón Acín (‘La carpeta azul’)

Lo prolífico en cuanto a ritmo de novedades, la variedad temática y sobre todo el cuidado detectado detrás caracterizan Imperium Ediciones, sello de los escritores y profesores Arancha García y Raúl Lahoz. Un proyecto editorial zaragozano con dos vertientes como Imperatrix, para obras de género erótico, romántico, poético, realista y social, e Imperator, en el cauce del fantástico, el terror, la ciencia ficción o la novela negra. Made in Zaragoza conversa con los editores y complementa su entrevista con las realizadas a Elena Laseca y Ramón Acín, autores de ‘La hija del italiano’ y ‘La carpeta azul’, dos de las últimas propuestas de Imperium.

Raúl Lahoz y Arancha García, de Imperium Ediciones

¿Cuál fue el origen de Imperium Ediciones y cómo surgió la idea de apostar por un doble sello editorial?

Arancha García. Empezamos en septiembre de 2019 y surgió como una chaladura por mi parte. Raúl y yo íbamos de viaje a una presentación de unos libros de relatos que habíamos sacado junto a una compañera y por el camino le dije: “Raúl, ¿y si montamos una editorial?”. Raúl, que es muy tranquilo y comedido, me dijo que ya veríamos la idea. Lo dejamos un poco en ‘stand by’ pero a los días le ‘chinché’ un poco más y ya un día hablándolo nos decidimos. Los meses previos estuvimos pensando en el desarrollo al entrar en un mundo que, salvo algunas cosas, no sabíamos cómo funcionaba.

Raúl Lahoz. Teníamos un poco de base, más las ganas y el punto de locura, y entre una cosa y otra dijimos que adelante. Aparte de divertido, porque nos lo pasamos bien, es un proyecto ilusionante y creo que lo que hacemos lo hacemos además con profesionalidad. El tema de los dos sellos es una manera de repartirnos el trabajo.

Arancha. Y también de ser originales, porque lo que hemos buscado desde el principio ha sido no parecernos a nadie. Creo que hemos asentado una manera de editar que no existía en Zaragoza. Al principio teníamos un poco que echar el lazo a los autores, pero a los tres-cuatro meses la situación evolucionó. En este momento estamos desbordados de autores. Hasta nos ha resultado complicado encajar las firmas para el día de San Jorge de tantos libros que hemos sacado. Desde 2019 llevamos 45 libros, y eso contando con dos años de pandemia muy dura y que tras los inicios no pudimos volver a trabajar hasta junio de 2020, y luego vinieron las restricciones en cuanto a aforo. Hemos trabajo mucho y muy duro. También damos cursos de escritura, que también es un modo de complementar. En este momento creo que somos de las mejores editoriales que hay en Zaragoza.

Aunque lo han avanzado, ¿cómo encaja Imperium en el espacio editorial zaragozano y aragonés?

Arancha. En el difícil mundo literario hay una jerarquización y grupos en los que no puedes entrar. Lo que hemos hecho siempre ha sido no compararnos con nadie. Hemos ido a nuestra marcha y ‘pico, pala, pico, pala’, dándole empaque a todo lo que se publicaba y sin parar de hacer cosas, casi todos los fines de semana tenemos algo. Se trata de no parar y de arriesgarte. Por supuesto hay proyectos que nos salen mal, que acuden tres o cuatro personas a la presentación, y otros actos en los que no cabe la gente e incluso agotamos una edición.

Raúl. No deja de ser un negocio en el que a veces ganas y a veces pierdes pero que cuando te toca perder, aprendes. Le damos mucha importancia a lo que sale, al libro. Lo entendemos como una obra literaria, pero también es un producto por fuera, tiene que estar bien hecho. Nos da cierto apuro ver libros con portadas que espantan o que abres una página al alzar y ves hasta tres fallos ortográficos.

Arancha. Nosotros tenemos corrección interna, y doble. Corregimos los libros los dos. En otras editoriales los autores se tienen que pagar un corrector.

Raúl. Corregimos bien y también buscamos buenas portadas. Tenemos una maquetadora que conoce muy bien el negocio. Y hablamos también con el autor, que no es un ente ajeno que nos da el manuscrito y ya está. Acompañamos al autor, está aquí con nosotros. Ves a alguien que es un valor nuevo, que tiene enjundia pero lo que plasma no está del todo bien explicado o pulido. Le damos indicaciones, le decimos lo que está bien hecho, lo que hay que reescribir… Todos con los que hemos seguido este proceso nos han dado las gracias.

Imagen de la presentación de ‘La hija del italiano’, de Elena Laseca

Imperium tiene tres formas de publicación y de vínculo con el autor (autoedición, coedición y edición clásica). ¿Cuál es la principal?

Arancha. Damos la opción de las tres pero realmente hemos dejado de trabajar con la coedición. Las autoediciones son muy pocas y ahora mismo casi todo es edición clásica.

¿Qué tiene que tener un autor para entrar en la órbita de Imperium Ediciones?

Arancha. Tenemos autores consolidados, como Elena Laseca o Ramón Acín, pero sobre todo apostamos por gente desconocida. Creemos que detrás de los anónimos hay grandes escritores a los que no se les dan oportunidades. Nosotros fuimos anónimos, no se nos dieron oportunidades (hicimos autoedición), sabemos lo que es y entonces hacemos lo contrario.

Raúl. Respecto al saber literario, si no sabe lo suficiente los dos le podemos echar una mano, pero también buscamos gente que tenga los pies en el suelo. Estamos en Zaragoza y nadie es Cervantes. Buscamos gente con humildad. Si vale, le vemos con ganas y es una persona con la cabeza bien puesta y dispuesta a dejarse asesorar y guiar…

Arancha. Valoro muchísimo a la gente agradecida. Hay gente que tiene un don y ves qué bien escribe, pero si la ves que viene con ilusión, que viene agradecida, para mí esa gente aunque lo tengas que pulir y darle alguna colleja, que te lo agradezcan igualmente, para mí eso es ya…

¿Qué libros ha lanzado Imperium estos últimos meses?

Arancha y Raúl. ‘Relatos de Daroca y otros lugares’ (Pascual Sánchez); nuestro primer libro de teatro (‘Teatro II’, de Rosa Ruiz); dos de las siete obras que integrarán nuestra colección Cuentos en danza (‘Goya no sabe qué pintar y Bayeu lo lleva a bailar’, ‘Nebra corre al carnaval de los Caños del Peral’); ‘Diez’, de Carmen Arroyos y Cristinica Gómez; ‘Inmortal II’, el libro del concurso de relato breve San Valero; ‘La hija del italiano’, de Elena Laseca; ‘La carpeta azul’, de Ramón Acín; ‘Némesis’, novela negra de Adrián Lahoz; y ‘Nada y olvido’, de Héctor Bellido.

Entrevista a Elena Laseca sobre ‘La hija del italiano

Elena Laseca, en el acto de presentación de 'La hija del carpintero'
Elena Laseca, en el acto de presentación de ‘La hija del carpintero’

¿Cómo definiría ‘La hija del italiano’?

Siempre es difícil definir una obra, pero diría que es un recuerdo de los años 70 que yo viví. En la protagonista he plasmado parte de mi experiencia, en el sentido de que viví esa época y ese ambiente, aunque aquí lo he desarrollado en una ciudad pequeña. Se trata de una obra más corta en la que se cuenta la historia sin andar mucho por las ramas en cuanto a subtramas. Supone un pequeño cambio porque me propuse no desviarme ni entretenerme con subtramas alrededor, y no quise escucharlas aunque me llamaban.

La historia remite a la figura que vuelve y genera rechazo, además con el significado de la realidad femenina entonces, al pasado oscuro, al discurso sobre aquella época.

Refleja el momento en el que se va saliendo de una sociedad muy gris. La gente no podía salirse del marco, sobre todo las mujeres, y Asmara, la protagonista, una mujer independiente, se sale del mismo y en esa sociedad rígida eso provoca incertidumbre y miedo. A la vez muestro, a través del personaje de Isabel, cómo esa figura sirve de revulsivo para la gente joven, que empieza a rebelarse un poco y a salirse de la vida que había llevado. La novela plasma un choque cultural, el miedo a la ruptura de las costumbres, y lo he enmarcado en una ciudad pequeña porque ahí se nota más.

¿Cómo ha sido trabajar con Imperium Ediciones?

Saqué ‘Voces’ en junio de 2020, en plena pandemia. Leyeron el libro, les gustó y llegamos a un acuerdo muy pronto. Con ‘La hija del italiano’ ya había establecida por tanto una relación. Ha sido fácil trabajar con ellos.

Entrevista a Ramón Acín por ‘La carpeta azul

Un momento de la presentación de 'La carpeta azul', de Ramón Acín
Un momento de la presentación de ‘La carpeta azul’, de Ramón Acín

¿Cómo definiría ‘La carpeta azul’?

Es una novela destinada al lector juvenil donde intento recuperar la literatura de hace años con aventuras, fantasía, mitos y el territorio exótico. Muestra el viaje de dos jóvenes enamorados a Guinea Ecuatorial, lugar al que van porque la chica descubre una foto que le lleva a perseguir una quimera: saber quién era su tío. Se desarrolla en tiempos de la colonización y la independencia, con esclavos y con franceses, ingleses y españoles mandando. En origen se trataba de una novela dirigida a adultos sobre los españoles que iban a Guinea en los 60, los 70 y los 80, pero al publicarse ‘Palmeras en la nieve’ ya no tenía recorrido, por lo que la transformé con la fantasía, los mitos y el misterio y pasé de las 500 páginas a las 100 y pico. Al introducir lo juvenil le agrego un homenaje a la literatura y al cine que leía y veía entonces.

Sus elementos evocan carácter clásico y, distancias al margen, remiten por ejemplo a la aventura interior de Joseph Conrad.

Sí, en el fondo está Conrad, pero también refleja a los españoles en un momento determinado. Mezcla realidad, recuerdos, fantasía… es una novela muy híbrida en ese sentido.

¿Cómo ha sido trabajar con Imperium Ediciones?

Me gusta trabajar con editoriales pequeñas porque defienden el libro, y por eso hay que apoyarlas. Hay que apostar por gente que está empezando, pone su dinero y es humilde, y por ello fui a Imperium Ediciones con este texto.

Autor: Enrique Abenia

Periodista autónomo que ha hecho del cine su forma de vida y su especialización profesional. Desde hace más de una década es crítico de ‘Heraldo de Aragón’. También escribe en 'Cinemanía' y colabora con 20bits.

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