En pleno centro de Zaragoza tenemos un pequeño rincón de paz en el que evadirnos de toda rutina. Leila Hammam, rituales de Oriente.
Conocí este cautivador lugar durante la pasada Noche de los Tenderos Creativos. A mitad de nuestra ruta conociendo tiendas y locales de lo más variado y creativo, ya tarde, entramos y un ambiente cálido nos recibió. La luz tenue de las velas dentro del Hammam y la voz entusiasmada de Leila explicándonos los detalles del lugar, invitaban a quedarse. Pero no podía ser, así que lo apuntamos para probar en cuanto pudiéramos.
Al fin hemos podido ir y probar uno de los tratamientos que ofrecen, y con total seguridad, no será la última vez.
Antes de nada, para quien no lo sepa explicaremos qué es un hammam.
El hammam es un baño árabe que cuenta con tradición muy remota. El baño árabe público tiene las funciones de higiene pero también de descanso y además es todo un ritual social. Del nombre árabe, al-hamma deriva el nombre en castellano, Alhama.
Preguntamos a su responsable, Leila cómo fue la idea de abrir un negocio tan original en la capital aragonesa.
«La idea del proyecto fue básicamente por echar de menos la rutina saludable del Hammam, seguida por la situación de crisis en la que estábamos en España y las ganas que tenía de emprender. Al hablar con gente que ya había visitado Marruecos y saber su opinión sobre la experiencia del Hammam vi que podía tener una buena aceptación … y poco a poco surgió la idea de montar uno en el corazón de Zaragoza.»
El hammam de Leila está decorado tal y como lo están los baños en Marruecos. El ambiente es muy acogedor y relajante nada más entrar a iniciar el ritual.
Primero entramos en el vestuario y allí disponemos de todo lo necesario, toallas, zapatillas… e incluso gomitas para el pelo, aunque luego Leila envuelve el cabello en un turbante para protegerlo.
Una vez preparados entramos en la sala y comienza el ritual que nos explica la propia Leila:
«Consiste en tres etapas, primero tendremos la exfoliación oriental con jabón negro y guante de Kessa. Es el tratamiento básico de purificación del Hammam con jabón negro Beldi, y guante de kessa. Elimina las impurezas y células muertas y prepara la piel para un ritual de belleza.
El siguiente paso es la envoltura de Rhassoul con karité y con agua floral de rosa. Preparamos esta milenaria mezcla oriental compuesta de rhassoul, que es arcilla del Atlas marroquí, mezclada con manteca de karité y agua floral de rosa. Esta mezcla tibia natural se aplica suavemente en todo el cuerpo y se deja reposar 10 minutos. Limpiará y purificará la piel a la vez que suaviza la epidermis después de la exfoliación. Es una parte esencial los rituales de belleza del medio Oriente.
Por último, acabaremos con un masaje corporal desestresante, de pies a cabeza, con aceite de argán, que además de crear una sensación de placentero descanso y total armonía muscular, nutre la piel dejándola suave, sedosa y elástica.
Este rejuvenecimiento se debe a los ácidos grasos esenciales y la vitamina E en la que es rico el aceite de argán.»
Habiéndolo probado de primera mano solo queda añadir que el ritual completo es una maravilla desestresante y muy agradable, los productos empleados unidos al ambiente creado con la luz y la decoración te llevan muy lejos y sales muy renovado de allí.
Tal y como nos cuenta Leila, su hammam lleva ya 16 meses en funcionamiento y con una buena respuesta de público. Abrió sus puertas el día 2 de enero del año 2016. Desde entonces ha ido teniendo una gran variedad de público de todas las edades que repite. Gente que acude sola a sus tratamientos, pero también en pareja y en grupos, sobre todo de amigas, con algunos grupos que acuden regularmente a disfrutar de una tarde diferente.
Los tratamientos que ofrece son muy variados, pudiendo por ejemplo, alargar el rato del masaje o añadir un tratamiento facial. Con nombres tan evocadores como el Ritual de las 1001 noches, el Marrakech o el ritual Nómade Bleu tenemos un amplio abanico para elegir que van desde los 90 a los 160 minutos.
Para acabar la sesión de la mejor manera, Leila nos ofrecerá un delicioso té y unas pastas artesanas marroquís, todo un cierre de lujo para reincorporarnos a la rutina.
Como veis, Leila ha conseguido traernos un oasis en medio de la ciudad en el que perderse en cualquier momento.
Podéis visitar el Hammam de Leila en la calle Fita número 9.
Los baños turcos eran pensados no solo para purificar el cuerpo, también para purificar la mente y el espíritu. Es un ritual muy antiguo.