Una de las cosas que podemos hacer durante estos días estivales, ahora que tenemos más tiempo, es sacar los materiales de pintura y dar rienda suelta a nuestra creatividad.
Aunque no todos esperan a tener tiempo. Existe gente sorprendente que se embarca en proyectos fascinantes. Uno muy divertido e interesante es @arsmutabilis, creado por Rubén Bellido, licenciado en Bellas Artes, diseñador gráfico e ilustrador.
La necesidad de pintar llevó a Rubén a plantearse la posibilidad de hacer un cuadro diferente cada día. Pero ¿cómo podría hacer eso? Se hizo con una tabla de 20 x 20 cm. y todos los días (o casi) durante 20 min. antes de desayunar, con la cabeza aún sumida en los reinos de Morfeo va transformando la pintura poco a poco. Pasados tres días, podemos apreciar que todo ha cambiado, no hay rastro de lo pasado.
Ars Mutabilis es una obra efímera. Una obra en continua construcción, eternamente inacabada. Al mismo tiempo que se crea una imagen nueva, se destruye la anterior. Si tomamos el trabajo de un día, solo veríamos una imagen. Para poder apreciarla en su totalidad, necesitamos ver todas sus transformaciones. Y el conjunto de la obra es alucinante. No solo por todas las imágenes, sino por el proceso creativo. El acto de creación como obra de arte.
¿Cómo surge este proyecto?
Desde que empecé mi carrera como diseñador gráfico dejé aparcado mi lado más artístico. Siempre lo he querido retomar pero el trabajo absorbía toda mi energía creativa y por más que me empeñase, intentar hacer algo en las horas de después o los fines de semana, no me funcionaba. Lo que me pedía el cuerpo realmente era actividad física para compensar tantas horas sentado delante de un ordenador.
Un día, hablando con mi fantástica profe de yoga Anna Pairaló, me comentó que a ella, lo que mejor le funcionaba para hacer su práctica, era levantarse un poco antes de lo habitual por la mañana, cuando el resto de la familia aún duerme y cuando la cabeza todavía no ha empezado a darle vueltas a la planificación del día, para dedicarse esos minutos a ella y exclusivamente a ella.
Con este proyecto (…) tengo veinte minutos y lo que salga será lo que publique.
Me propuso hacer lo mismo pero con el dibujo. ¡Y funcionó! Al principio me daba un poco de pereza robarle esos minutos al sueño, pero enseguida me acostumbré, al final se trata de disfrutar. Desde hace tiempo me atrae el tema de la pintura automática y el dibujo como una forma de meditación y quería hacer algo relacionado con ello.
Hace unos años Eva @bajopierna y yo comenzamos un proyecto, a modo de juego, que consistía en enviarnos un dibujo a través de Facebook y el que lo recibía debía de dibujar encima y volver a enviarlo al otro y así sucesivamente. Lo llamamos Ping-pong tête à tête. Fue muy divertido y pensé en hacer algo parecido pero en solitario. Esta vez sería totalmente analógico, utilizaría una pequeña tabla que tenía por casa y cualquier tipo de técnica que tuviera a mano o me pidiera el cuerpo. Siempre encima de lo del día anterior y lo publicaría en Instagram me gustase o no lo que había hecho.
Así nació Ars Mutabilis. Muchas veces al enfrentarme a un dibujo o pintura me entraba la duda de si estaba suficientemente acabada o no, de si tiene calidad suficiente como para compartirla o de si solo tiene sentido para mí. Con este proyecto esto no me pasa, tengo veinte minutos (a veces son treinta, a veces quince) y lo que salga será lo que publique.
Sabemos que pintas al despertarte, pero a la hora a la que te levantas a pintar ¿realmente te sientes una persona creativa?
Me levanto sobre las 6:15 h. de la mañana y, tras una breve visita al servicio, me siento delante de la tabla y la miro hasta que veo el camino por donde tirar. No intento ser creativo, simplemente me dejo llevar.
¿Trabajas con una idea en la cabeza preconcebida o te sientas delante del cuadro en plan kamikaze?
Hay veces que me da por profundizar en lo del día anterior, o continuarlo en plan secuencia, otras me da por coger la lija o la navaja y rascar o saco la brocha y lo tapo todo. Otras veces tras terminar el dibujo veo por dónde puedo seguir el día siguiente, pero llega la mañana y el instinto me lleva por otro lado.
A parte de las fotos que subes a Instagram ¿registras de alguna otra manera los cambios?
Solamente guardo la foto que subo a Instagram. Si algún día surge la oportunidad de montar una exposición vería la manera de hacerlo. Lo que me parece más interesante para mostrar es el concepto, el proceso, como mostrar el total de una obra inacabada por definición.
Todas las imágenes seguidas podrían narrar una historia, formar parte de un cómic o de un videoclip ¿has pensado en ponerle texto o música?
Pues no lo había pensado. Sí que he barajado la posibilidad de hacer alguna animación dentro de un tiempo, ¡pero hacer un cómic sería muy loco! Igual para otro proyecto te tomo la idea.
Vemos plantas que se transforman en aves, peces que son rostros de mujeres, cuerpos sin forma que sugieren movimiento, cráneos de mono o monos motoristas, hombres-grulla y muchas cosas más; ¿es este el imaginario habitual de Rubén o aquí también trabajas con el azar?
Supongo que viven todos en mi subconsciente y van pidiendo la vez para salir. Sí que suelo recurrir a ese tipo de seres. Asocio este proceso a cuando miras las nubes, un suelo de terrazo o de madera y de repente empiezan a surgir formas.
¿Qué conclusiones sacas a modo personal o artísticas de este proyecto?
Pues primeramente me ha hecho volver a estar en contacto con las técnicas de dibujo y pintura que había dejado en un segundo plano a favor de la ilustración digital. También me ha hecho ganar confianza, pues salga como salga el dibujo tengo el compromiso de publicarlo, de otra manera seguro que empezaría a darle vueltas hasta verlo lo suficientemente bien antes de enseñárselo a nadie.
Al no tener esa preocupación salen cosas más interesantes, más en bruto, más verdaderas. Otros valores que me aporta son la constancia y el desapego. Si a cada imagen le dedicase una tabla imagínate, llenaría la casa de cuadros! Esta es una obra muy unida a la meditación, como los mándalas que hacen los monjes budistas con arena de colores que luego se lleva el viento.
¿Qué tipo de reacciones estás recibiendo por parte de la gente?
Les está gustando y muchas veces me comentan que les sorprende la imagen que he puesto el día siguiente, seguramente habrían seguido de otra manera, otras veces les da pena que no siga desarrollando cierto motivo. Otra cosa que sorprende es el tamaño de la tabla. En la foto se pierde la proporción pero es pequeñita, de 20 x 20 cm.
¿Hasta cuándo tienes pensado seguir trabajando en esta maravillosa locura?
Pues sé que empecé el 18 de enero de 2022 pero no sé cuándo lo dejaré. Supongo que cuando deje de disfrutarlo y ya no me aporte nada. Me haría ilusión aguantar al menos un año pero no quiero ponerle un límite, como el resto de la obra surgirá solo.