La dramaturga, actriz y creadora Lucía Grafal ha presentado recientemente su obra teatral, «La casa de Dios», en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza. Una obra con la que la autora se adentra -con paso firme y gran presencia- en la dramaturgia, con una obra de teatro sobresaliente y de gran calidad. En esta pieza, aborda la historia de La casa de Dios de Julio Basanta, uno de los entornos artísticos de arte bruto más singulares e interesantes del arte outsider y que ahora ella ha trasladado a las artes escénicas gracias a Lucía.
La casa de Dios de Julio Basanta es una obra de Arte Bruto que esconde detrás de sí no sólo las obsesiones de su creador sino dos hechos luctuosos: la muerte de su hermano y la de su hijo a manos de la policía.
El proyecto surge a partir de un curso de dramaturgia y Teatro Documento que realiza Lucía Grafal y que fue impartido por Alfonso Plou en el Teatro de las Esquinas dentro del programa Zaragoza Investigación Escénica Esquinas (ZIES). A partir de ahí, inicia un trabajo creativo sobre autoficción y teatro documento que culmina en la obra que ahora ha presentado.
La obra de Grafal ha sido dirigida por Carlos Martín y representada por A Choven Compañía, con una excelente puesta en escena y recreación. La producción ha sido realizada por el Teatro del temple, la videoproducción es de Javier estella y la escenografía y atrezo ha sido desarrollado por el grupo artístico Andar de nones y Olga Arnal.
Con motivo de su estreno en el Teatro de las Esquinas, buscamos entre bambalinas a la autora de la obra, a Lucía Grafal, con quien charlamos un rato para descubrir cómo ha sido el proceso creativo de esta obra de Teatro Documento.
Hola Lucía, eres un rostro conocido en la ciudad gracias a tu ya larga experiencia en las artes escénicas, pero cuéntanos ¿quién es Lucía Grafal?
No sé si soy un rostro conocido. Llevo haciendo teatro mucho tiempo pero las artes escénicas es un ámbito muy complicado como para serlo. Durante mi trayectoria, he trabajado mucho, he hecho muchas cosas de «carretera y manta», actuando en muchos teatros y en muchos pueblos a lo largo de toda la comunidad autónoma, esto me ha llevado a ser una persona súper resolutiva porque nunca sabes dónde vas a aterrizar.
Empecé a realizar teatro en grupos de la facultad y fue ahí cuando me di cuenta que aquello para mí era algo más que un hobby, así que me empiezo a formar en la Escuela de Teatro de Zaragoza. Posteriormente, me fui a Madrid a continuar mi formación que ha sido y es de lo más diversa, puesto que considero que cuantas más herramientas tengas para actuar, más te puede ayudar y adaptarte a la situación que vas encontrando.
Acabas de estrenar tu primera gran obra como dramaturga, un proyecto largo y muy singular ¿en qué ha consistido?
Como actriz, he tenido la gran suerte de desarrollar un gran imaginario a la hora de componer los personajes. Esto me ha ayudado no solamente a crear y desarrollar los propios personajes, sino también a crear historias.
Empiezo a escribir historias a través de piezas infantiles, donde aunaba la interpretación y la música. Todo empezó con «Tras la buena pista», una obra de teatro infantil en la que dos detectives tienen que resolver un caso de desaparición de la música. Para mí la música es muy importante, es una llave para crear estados de personajes y para inventar historias.
La casa de Dios es un proyecto mucho más basto. Para mi, ha sido un bautismo de fuego ya que es un proyecto muy complicado que en momentos me se me ha presentado inabarcable. Siempre me han llamado la atención este tipo de lugares y entornos tan sorpresivos, son como hallazgos que no esperas encontrar en mitad de un camino, pero que te remueven y te impactan. Es un lugar que me ha hecho imaginar por el propio lugar y también por todas las historias que suceden a su alrededor.
A raíz de un curso de especialización en Teatro Documento que imparte Alfonso Plou, me decido a crear este proyecto sobre la casa de Dios, comenzando una profunda investigación sobre esta obra y sobre su autor que posteriormente traslado a teatro.
Para mi lo más importante a la hora de trabajar es el compromiso con lo que haces. Desde el momento en que comienzo mi investigación sobre la casa de Dios, el compromiso lo siento el doble porque la historia es muy dura y cruda.
¿Cuándo se cruza «La casa de Dios» en tú camino y por qué decides escribir tu primera gran obra sobre ella?
Elijo este proyecto porque lo tiene todo. Por el propio hallazgo cuando la descubro (como mucha gente a través de los medios y las redes sociales), como por todo lo que pivota a su alrededor: por el arte bruto, la muerte de Vicente Basanta en el año 77, la muerte de Moisés Basanta en 2006, por la memoria democrática, por la curiosidad que provoca en la gente, por el costumbrismo del pueblo, por los propios arquetipos que cobran vida… Es todo un mundo que me parece maravilloso. A veces se desconoce la historia que hay detrás y yo quería hablar sobre ello.
Inicio un profundo proceso de documentación e investigación que luego he trasladado al texto, incluyendo como personajes a las personas con las que he ido hablando, desde artistas, a políticos, pasando por vecinos del pueblo, investigadores, docentes, periodistas, gestores culturales o simplemente curiosos.
Además, he querido poner en valor al propio pueblo de Épila porque no se puede desligar la obra de su propio entorno, de ahí que aparezcan elementos locales como las mascarutas, las vecinas o el propio alcalde.
Hablas de Teatro Documento ¿qué es y en qué consiste?
El Teatro Documento es un género en el que el autor se basa en hechos concretos comprobados mediante documentos tanto textuales como no textuales que obtiene de un proceso de investigación de aquello que pretende llevar a escena. Cuando descubro este género me parece muy interesante porque me aporta nuevos recursos de escritura dramatúrgica y se adapta muy bien a lo que yo quiero contar.
A partir de ahí, comienza la investigación para crear una visión global de la casa de Dios. Yo recurro a autos judiciales, sucesos reales, noticias publicadas, testimonios y a toda una serie de documentos a partir de los construir el texto teatral.
Como dramaturga ¿qué sientes cuando acabas una obra y la entregas al público?
Entregarla al público supone la culminación de un largo proceso de creación de un proyecto vasto, dilatado en el tiempo, donde ha habido mucho trabajo de campo, mucho trabajo de investigación y mucho trabajo dramatúrgico para trasladar todo a un lenguaje teatral que calase en el público. Todo este proceso ha sido maravilloso y ver tu creación representada en un teatro es algo muy especial.
Muchas gracias por tu tiempo Lucía y enhorabuena por esta gran obra que seguro que recoge muchos éxitos. Ya tenemos ganas de conocer los nuevos proyectos que tengas en marcha.