Merche y Patricia son el alma de Alfiler de Gancho un taller de costura social, ahora ubicado en la calle Don Jaime, 6. “Decimos que es un taller de costura social porque los alumnos vienen a aprender a coser, pero luego se crean unas amistades muy bonitas, es mucho más que un taller de costura” nos cuenta Merche orgullosa del proyecto que lleva liderando junto a Patricia más de 10 años.
Merche y Patricia, las mentes detrás de «Alfiler de Gancho», se conocieron en un trabajo anterior y la crisis de 2008 las impulsó a emprender su propio camino, aprovechando sus habilidades como patronistas.
«Para ser una buena patronista, no solo necesitas saber coser; debes dominar el diseño, los ajustes y las reparaciones», nos explican. Gracias a esta experiencia ayudan a sus alumnos a triunfar con sus prendas, con paciencia y mucha risas.
Un espacio para todos
Nada más entrar al taller nos encontramos con un grupo de chicas que van desde los 9 años hasta los 30, cada una con su propio proyecto: que si un bolso, que si un traje que si una falda…claro está que cada una tiene su propio nivel, pero eso no les impide compartir espacio y clase. “No importa cuál sea tu nivel, las clases son totalmente personalizadas y cada una lleva su propio ritmo” nos dice Patricia. Da igual si eres principiante absoluto o una futura diseñadora, aquí todos tienen su hueco. Merche nos cuenta que lo mejor es empezar por el curso básico de costura y después avanzar con la creatividad o con cualquier cosa que se te ocurra.
«Para saber hacerse una falda, primero hay que aprender a hacer un dobladillo o coser un botón. Guiamos a los alumnos para que primero adquieran una base en costura que les permita defenderse y luego cada uno avance a su ritmo”
Recuperando la habilidad de la costura
Aprender a coser es una afición que desde hace un tiempo ha vuelto a ponerse de moda, mucha gente está buscando retomar esa habilidad que en las anteriores generaciones no faltaba. Una generación ha crecido sin el conocimiento de la costura, algo que sus madres y abuelas dominaban. Hoy vienen a Alfiler de Gancho a aprender y a retomar esta habilidad.
“Crear una prenda de cero con tus propias manos es una satisfacción enorme”
La pandemia también jugó un papel crucial, trajo nuevas pupilas que buscaban un hobby enriquecedor y creativo durante los tiempos de confinamiento. Afortunadamente, vemos cómo personas de todas las edades, desde niñas de 10-12 años que lo toman como una actividad extraescolar, hasta adultos que buscan redescubrir esta habilidad, llegan a Alfiler de Gancho a pasar un buen rato y además hacerse sus propias prendas. “La mayoría de las alumnas son mujeres, de todas las edades, empezamos desde los 9 o 10 años. Pero es verdad que poco a poco vamos viendo más chicos que se van aficionando al mundo de la costura y de la moda. Es un gusto tener tanta variedad de alumnos” nos cuentan Merche y Patricia.
Reparación y creatividad van de la mano en cualquier taller, donde cada puntada cuenta una historia y cada proyecto es una oportunidad para aprender y compartir. La costura es una herramienta, no solo para crear prendas nuevas, sino también para dar vida a otras que no usamos o que ya han pasado de moda. Por eso a lo largo del año también organizan talleres de sostenibilidad enfocados a la reutilización y reparación.
Si estás buscando un lugar donde aprender a coser, descubrir un mundo de creatividad, y porqué no, pasar un buen rato, en Alfiler de Gancho tienes una gran oportunidad. Merche y Patricia te esperan con los brazos abiertos.
C/ Don Jaime l, número 6, 5ºC. Teléfono 690095166. Síguelas en Facebook, Twitter y Pinterest.