Javier Zardoya es el impulsor del negocio de Telelavo en Zaragoza, una idea pionera que consiste en “brindar un servicio de higiene textil que incluya todas las necesidades reales que tenemos en nuestra colada del día a día”. Se dieron cuenta de que había una demanda social muy amplia que va desde la necesidad operativa de un hogar, por falta de tiempo o de desconocimiento de los tratamientos textiles más adecuados; pasando por personas mayores con dificultades para realizar sus tareas, viajeros que no paran en casa o se quedan sin nada limpio o jóvenes que, simplemente, no saben planchar. De modo que apostaron por “facilitarle la vida a las personas”.
¿En qué se diferencia Telelavo de las lavanderías tradicionales? Pues en que “no funciona por número de prendas o kilos de ropa, sino que utiliza unos petates donde el cliente, según el tamaño que contrata, introduce toda su colada dentro de un modelo de suscripción mensual o de un servicio exprés que es de un solo uso”. Además, se jacta Javier de ser el servicio “más barato, con tarifa plana sin sorpresas y todo incluido en el precio; con la ventaja del ahorro de tiempo y la confianza en nuestros artesanos a la hora de procesar nuestra apreciada ropa”.
Específica los precios mensuales con IVA y dando servicio semanal para que busquemos, comparemos y juguemos por nosotros mismos si encontramos algo mejor: Tarifa plana S (1-2 personas) 59€, tamaño M (2-3 personas) 79€ y L (3-4 personas) 99€. Luego tendríamos los servicios exprés (un solo uso), de Tamaño S, 35€; M, 60€; y L, 75€.
Javier explica que el cliente paga un precio cerrado sin añadiduras posteriores por un servicio integral que incluye “recogida a domicilio en el centro de Zaragoza y clasificación de la ropa, desmanchado a mano, lavado a baja temperatura y con productos ecológicos, secado según tipo de textil, colocación de un botón o pequeño descosido que pueda tener la prenda, planchado, emperchado o doblado según corresponda y entrega en 48h”.
Un taller artesanal en ampliación
Y todo ello con el mimo de un taller artesanal, no industrial. Porque “del mismo modo que no hay dos barras de pan artesanas iguales, nuestro personal profesional trata las prendas como si fueran su propia ropa, con mimo y cariño; todo con productos ecológicos con certificación europea Ecolabel, desmanchando a mano prenda a prenda, incluso colocando un botón si le falta a una camisa sin coste añadido”. Eso sí, no se les puede llevar una prenda solo a remendar, no es un taller de costura.
Por detalles como ese, se podría decir que la labor que antes asumían las madres y abuelas ahora las hacen en su taller, de hecho, confirma, “nuestro proceso de desmanchado se hace como hacían nuestras abuelas (con la tabla de frotar y el jabón Lagarto)”. Es más, “la mayoría de los artesanos son mujeres. Actualmente, hay 3 empleadas y ya estamos pensando en incorporar a más”. Más que nada porque el éxito les va a llevar a ampliar el negocio, y, aparte de los tratamientos individuales que ya hacen, de la limpieza en seco de trajes y vestidos de fiesta, así como de cortinas o edredones, tienen previsto ofrecer limpieza en seco con una tecnología innovadora, limpieza de zapatillas, alfombras, cascos de moto…”
O sea, que lo único que no hacen son milagros, ¡pero por lo menos lo intentan!