Una mirada única capaz de encontrar belleza en materiales olvidados. Así podríamos definir a Ana Delia Giménez, artista autodidacta cuya pasión creadora le llevó a convertir pallets de madera en muebles únicos para el hogar. Su siguiente meta fue una colección de piezas exclusivas de bisutería sostenible: pendientes y collares de formas geométricas inspirados en la naturaleza, cuyo éxito le animó a crear la firma PomponAraCup. Lo último, cuadros y bolsas de tela con imágenes del Pirineo. Tuvimos la ocasión de hablar con Ana y preguntarle por su proceso creativo, y sus próximos proyectos.
¿Cómo empezaste en este mundo?
Un poco por casualidad. Empecé hace tres años a trabajar con madera, de forma autodidacta. Descubrí una gran fuente de materia prima en los pallets, y decidí comprar una sierra y un taladro, no me hicieron falta más materiales.
Mi primera obra fue un espejo, luego hice una mesa, y con los restos, lo que se me iba ocurriendo, como un collar… cosas que me gustaban.
¿Por qué elegiste la madera?
No te sabría decir. Cuando tenía 18 años, estudié cerámica en la Escuela de Artes, pero para trabajarla necesitas un lugar muy específico, con un horno. Luego me casé y vine a Zaragoza, y lo acabé dejando de lado.
Poco a poco fui cogiendo cariño a la madera, y guardaba trozos que encontraba por casa. Me gustó que sea tan fácil encontrarla aquí en Zaragoza, y especialmente, darle una segunda vida útil a una materia desechada.
Cuando busco materia prima, me doy una vuelta por los polígonos y cojo todos los pallets que puedo. Muchas veces ya me suelen decir dónde encontrar. Sin embargo, para trabajar, me voy a mi casa de Leciñena, porque la sierra hace ruido.
¿Trabajas con tus hijas?
Mis hijas, Carmen y Raquel Jordán, me animan y trabajan conmigo. Se hacen cargo de las redes sociales, de las fotografías y me acompañaron al primer mercado al que fui.
¿Qué piezas vendéis principalmente? ¿Cuáles disfrutas más creando?
Lo que más vendemos es bisutería (collares, pulseras y pendientes) y tablas con paisajes de montaña, de nuestro Pirineo.
Disfruto mucho haciendo cuadros. Es un proceso nuevo, que voy descubriendo y evolucionando poco a poco. Hacemos todo el proceso nosotras: las telas que usamos en las tablas las cosemos y las pintamos a mano.
¿Cómo es vuestro estilo?
En bisutería, nos gustan las formas geométricas, aunque no es algo que planeemos. Cuando coges la pieza de madera, vas descubriendo la forma que quieres a medida que trabajas.
Respecto a los colores, se suele encargar Raquel, que tiene mucha mano con el dibujo.
¿De dónde sale el nombre Pomponaracup?
De tres perros que tuvimos: Pompón, Ara y Cúper. Fallecieron los tres en pocos meses, y fue entonces cuando empezamos con esto. Es un poco un homenaje a ellos.
¿Dónde os podemos encontrar?
En mercadillos, suelo ir a dos fines de semana en las Armas, al del primer domingo, el de la Placica y al tercero, el de la Faz. El resto del año, vendemos nuestras piezas online y vamos a empezar a distribuirlas en tiendas.
Además, queremos empezar a organizar talleres. Colaboramos con una asociación ecologista que se llama Fondo Natural: próximamente voy a participar en una ponencia sobre reciclaje, y vamos a seguir colaborando con ellos.
También estamos pensando en organizar un taller para niños en el que hagan máscaras de madera, en el que ellos se encarguen de traer materiales, como trapos y lanas para decorarlas.
¿Quiénes son vuestros clientes? ¿Diseñáis para hombre?
Nuestras clientas suelen ser mujeres de 35 a 55 años.
Hemos intentado alguna pieza para hombre. Aunque les cuesta más decidirse. Hicimos una pieza de madera con un chapita de plata y se vendieron casi todas. Otro proyecto son los gemelos, pero por ahora no nos hemos atrevido.
¿Qué es lo que más vendéis? ¿Aceptáis encargos?
Lo que más vendemos son pendientes y collares. Mucho más que las pulseras.
A veces vienen clientas y nos piden pendientes, pero cambiando los colores, por ejemplo, y no tenemos ningún problema en adaptar nuestras obras.
¿De dónde sacáis vuestra inspiración?
Nuestra fuerza creativa viene del Pirineo, que aparece reflejado en las texturas y en los colores de nuestras piezas y de nuestros cuadros… Hasta en los nombres de los collares, y en nuestro logo, que es una corteza de pino con unos árboles.
Hace poco hice una tabla marina que me costó mucho acabar, porque cada vez que me pongo a pensar en los dibujos, se me va la mente a la montaña.
¿Sois ecologistas?
Si, todo lo que podemos, hacemos artesanía de reciclaje. Además, hace un tiempo que hemos decidido no utilizar nada que provenga de animales. Antes utilizábamos cordones de cuero, pero ahora recurrimos al cordón de corcho, que es vegetal. En lo personal, mis hijas son vegetarianas.
¿Es complicado ser artesana en Aragón?
Es un poco difícil, sobre todo por los papeles que se necesitan, como la Carta de Artesano, para el que me piden muchos requisitos, como haber trabajado un año con un artesano de la madera.
¿Qué proyectos tenéis?
Seguir innovando, intentando cosas nuevas. Ahora, hemos empezado con las bolsas de tela, en las que hacemos dibujos del Pirineo.
De una idea que no funciona, puede surgir otra que sí le gusta a la gente: intenté hacer esculturas de casas de madera, pero a la gente no le acabó de convencer, por lo que empecé con los cuadros, que se están vendiendo bastante bien. Puede ser porque son más fáciles de buscarles un sitio en casa.
Nos despedimos de Ana. Hablar con ella es contagiarse de su simpatía, de su capacidad para ver arte donde muchos solo ven “un trozo de madera”, y de su infinita sed de aprender. Tengo ganas de volverla a ver en el Marcado de las Armas este primer domingo de diciembre.
Para más información o si os interesa ver el catálogo, os dejamos los siguientes enlaces.
https://pomponaracup.com/es/