Las palabras emprender y gestión cultural parece que no están hechas para bailar juntas. Sin embargo, en Serendipia Gestión Cultural, lo hacen al mismo compás. En este post contaremos de qué va eso de la gestión cultural y como se puede vivir de gestionar la cultura en una ciudad como Zaragoza.
Lo primero que sorprende de las emprendedoras de Serendipia es su entusiasmo y cercanía. Como seguro conocéis, avisados lectores, «serendipia» es un hallazgo valioso que se produce de forma accidental.
Y eso es conocer a Isabel y Miriam, sus fundadoras, porque les encanta lo que hacen: gestión cultural. O dicho en sus palabras “el arte de descubrir el arte”. Además lo hacen por los caminos menos tradicionales, como las redes sociales , con propuestas variadas y diferentes, desde mostrar el montaje de sus exposiciones hasta crear juegos y pasatiempos culturales.
Esta forma de acercarse al arte es 100% Serendipia y ha conectado desde el principio con un público inquieto y exigente que demanda contenidos que no solo informen sobre arte, si no que entretengan, formen y aviven su curiosidad.
Como empezó todo: de la facultad a la primera exposición
Serendipia Gestión Cultural está formado por Miriam Vera e Isabel Ortín, dos licenciadas en Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza. Se conocieron en la facultad y desde entonces no se han separado.
Cuando terminaron la carrera, como suele ocurrir, sintieron que su formación era muy teórica. No les llamaban las salidas tradicionales que se les ofrecían, como ser vigilantes de sala de museo, y querían hacer algo diferente, más arriesgado y creativo.
Así que mientras averiguaban que sería, completaron un máster en gestión cultural en Sevilla. Ese fue el primer paso para emprender, el siguiente sería la invitación a organizar su primera exposición en Fraga, en el 40 Aniversario del “Día de la Faldeta”
Emprender en digital en gestión cultural
Emprender es un verbo que se conjuga con mucha alegría, pero cuando tomas la decisión de dar el paso entiendes la necesidad de formarte para hacerlo bien.
Isabel y Miriam consiguieron hacerlo con una visión global entrando a formar parte de La colaboradora en 2017, donde yo las conocí, un programa de emprendimiento de Zaragoza Activa. Allí recibieron formación práctica y se unieron a una comunidad de inteligencia colectiva que intercambia servicios por horas de colaboración.
A raíz de su primera exposición y el paso por La Colaboradora, Serendipia fue definiendo y moldeando su propuesta, siempre prestando especial atención al mundo digital. “Fue fundamental poner en marcha la web para darnos a conocer. Y luego tuvimos la suerte de generar contenido diferente en las redes sociales, más interactivo, en un momento que era muy novedoso.”
Me cuentan que: “ideamos juegos tipo “pasapalabra” haciendo participar al usuario, y aprovechamos noticias de los telediarios sobre patrimonio para acercar la gente a la realidad cultural, explicándolas de forma sencilla y a la vez divertida. Por ejemplo, a raíz de catalogar los bienes del Museo del Prado, por si hubiera un incendio devastador, ¿qué obras de arte salvarías antes? ¿Cuál pondrías en último lugar sin importarte que fueran pasto de las llamas?”.
El día a día de una gestora cultural
“¡No hay dos días iguales! Podemos estar dando formación en una plataforma para opositores o bien preparando un concurso para presentar a alguna entidad, como el Ayuntamiento de Zaragoza”, me dice Isabel, “y ese es uno de los atractivos de nuestro trabajo, es imposible aburrirse”.
Precisamente ahora mismo están embarcadas en un proyecto zaragozano con el prometedor título de: “Museos y mujeres”. Se trata de un proyecto de investigación histórico-artística sobre museos y mujeres, que hace una revisión desde perspectiva de género de las principales colecciones del museo. Se lleva a cabo en todos los museos municipales: Pablo Gargallo, termas, foro, puerto y teatro de Caesaraugusta.
Como nace una exposición
“Creamos exposiciones para contar una historia a través de las obras de otras personas. Es un proceso largo, puede durar meses. Es apasionante y, como veis, muy vocacional”.
Además, me comentan la importancia, como si fuera un proyecto de marketing, de cuando se monta una exposición se planifique meticulosamente hacia quién va dirigida, quien es el destinatario, porque todo tiene que estar adaptado a ese “cliente” potencial.
Así ocurre en la exposición Desde la raíz en el Palacio Montcada de Fraga, donde destaca la obra de Lorena Cosba. La exposición es un recorrido físico y digital por su casco histórico. Lo fueron construyendo desde cero, haciendo un llamamiento a los fragatinos para conseguir antiguas fotografías, hablando con asociaciones para conocer su contexto, implicándose con el territorio… Todo para recordar esa arqueología de la memoria, la presencia de un casco histórico en decadencia y hacerlo de forma compatible con el covid-19, mediante interacciones con códigos QR.
Reflexiones y mentiras de trabajar «por amor al arte»
A las chicas de Serendipia les sigue asombrando que, a cambio de prometer visibilidad, a los artistas a veces no se les pague por sus obras. “Siguen preguntándonos algunos artistas si van a cobrar por sus obras. El arte, salvo el consagrado, no está valorado, ¡porque no se considera un trabajo!”
Al final, concluyen, «de lo que se trata es de esa historia que contamos en cada exposición no sea solo elegir una opción estética, sino que nos haga reflexionar y plantearnos nuevas perspectivas».
Y así ocurrió en la maravillosa exposición sobre Fronteras del Mundo en el Torreón Fortea que terminó hace poco tiempo. Mirando estas fotografías no hay duda de que lo consiguieron, ¿qué os parece?